Son muchos los hoy considerados grandes directores de cine que iniciaron sus carreras realizando, a menudo, sencillos cortometrajes.
La teoría está bien, pero no sirve de nada si no se plasma en práctica. El resultado puede motivar o desalentar, pero siempre nos dirá mucho acerca de nuestras capacidades y talentos.
La escasa duración de un corto lo hace mucho más asequible y, al mismo tiempo, da el coraje necesario para experimentar sin el temor a perder grandes inversiones.
Aquí incluyo una docena de estas historias cortas. Los primeros y titubeantes pasos que fue necesario dar para que sus autores pudieran llegar a ser verdaderos y reconocidos maestros.