En la segunda forma de rodar, y como cada proyecto es único, se adoptan abundantes decisiones creativas destinadas a esa película en concreto. De esta manera, al tener un fin concreto y único, se va al grano en el momento del rodaje y se filma menos material. El resultado final después del montaje será muy similar a lo que el director tenía en su cabeza, y la labor del montador habrá consistido en poco más que disponer los distintos planos y escenas según las directrices que le haya dado.